Píldoras psicológicas de primavera (o mis libros de la cuarentena).

Nota: Imagen de cabecera  de Unplash

¡Buenas!

¿Cómo llevaís el fin del confinamiento? Yo me he ido adaptando poco a poco, la verdad es que ya hay cosas que ya estaba deseando hacer y otras que dan un poquito de miedo aún. Y es que aunque la cuarentena ha tenido sus días malos, me ha venido muy bien para aclararme las ideas. Lo que más he hecho estos meses sin ninguna duda ha sido leer y aquí os traigo una selección de los libros en los que he encontrado algún reflejo de salud mental. Otras las he reseñado en este tiempo, como Cosas de espías y Las voces del lago y otras me las reservo para hablar de ellas más adelante en entradas especiales. De momento, os dejo con estas píldoras…

Quizá Gabriel de Bruno Puelles (Triskel Ediciones): Lo leí gracias a una colaboración con el autor y no puedo estarle más agradecida porque es uno de los libros que me salvaron el principio de la cuarentena. Es una historia muy dulce que habla de la importancia de descubrir y aceptar  la propia identidad. También de la necesidad de un refugio propio y de los momentos de soledad para aceptarse a uno mismo.

 

 

 

Fragmentos del corazón de Cristina Prieto Solano: Habla de la vida de Tea, María y Laura tres compañeras de piso universitarias. Una historia sencilla y amena pero a la vez llena de verdad sobre las relaciones románticas en la juventud. Desde la dependencia emocional hasta las relaciones tóxicas pasando por problemas de autoestima y de la propia identidad. Cristina ha sido sin ninguna duda mi gran descubrimiento de la cuarentena porque he leído también  Quiérete.net. (Ediciones Freya) La historia de Camila es otra preciosa lección sobre la autoestima, más centrada en quererse a uno mismo antes de dejarse querer por los demás. Las dos son historias esperanzadoras, dulces y muy amenas gracias a la forma de escribir de la autora.

 

Barro de Alicia Pérez Gil: Es una historia muy curiosa. Creo que puede considerarse una metáfora de cómo se distorsiona la realidad en un proceso de enfermedad mental como puede ser la esquizofrenia. La protagonista vive una aventura que no se espera cuando va a visitar a su hermana a un centro de salud mental. No quiero destriparos nada, pero juega mucho con las imágenes propias de los de los delirios y las alucinaciones.

 

 

Las voces del desierto de Sonia Montiel Huerga: Es toda una historia de amor hacia la escritura. Me ha hecho recordar lo que significa ilusionarse escribiendo, esos momentos en los que una historia te apasiona tanto que nadie la entiende como tú. y también los momentos de bloqueo y la sensación de que ser escritor no se valora. Todos los que escribimos nos hemos sentido como Kálen en el desierto y podemos empatizar con su aventura.

 

 

Ragvala de Nira Strauss (Onyx Editorial): Tengo sentimientos encontrados con este libro. Cuando empecé a leerlo entendí el personaje de Cora como alguien fuerte que sirve de crítica a los comportamientos machistas que representa K leb. No pretendo criticar a la autora por crear un personaje así, entiendo que este personaje forma parte de la crítica que pretende hacer.  Sin embargo, creo que en cierto momento la historia pierde esa esencia «critica» y se convierte en una novela romántica más. Que me encantan que conste, pero el cambio en Cora me decepcionó, me pareció muy brusco, esperaba otra cosa.

 

El chico del ukelele de David Rees (Nube de Tinta): El autor de este libro es uno de mis cantantes favoritos (y mi amor platónico actual, pero esa es otra historia) así que no sabía muy que esperar, y me ha sorprendido para bien. Es una recopilación de relatos que forman su particular biografía y dan lugar a una historia llena de sentimiento.  Habla del bullyng que sufrió de pequeño, del miedo a enamorarse, de  su amor por la música, de lo que significa para el el éxito… entre otros David nos deja pequeñas lecciones en una historia llena de ternura.

 

 

¿Qué os parecen? ¿Habeís leído alguno? Me encantará leer vuestras opiniones en comentarios

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